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Estuve de cumpleaños, hace unos días atrás. La verdad es que no organicé nada, pero Cristian tuvo un par de gestos hermosos, llegar ese día, aunque interrumpía sus trámites en la capital y empeñarse en que a pesar de algunas dificultades más bien familiares, lo pasara bien. Es conmovedor cuando tu pareja se dedica a regalonearte y hacerte feliz.
Me prometí el próximo año celebrar, prepararme para eso ya sea con fiesta, amigos, o un viaje. Bueno y uno de los regalos fue “Ultimos Fuegos” de Alejandra Costamagna, que ya terminé de leer.
Se trata de una serie de historias, muchas de ellas inspiradas en la crónica policial, relacionadas o algunas de ellas ambientadas en el pueblo de Retiro, aldea que tiene como telón de fondo un incendio, o con protagonistas huérfanos de padres, muertos en accidentes –varios de ellos parecen haber ido en el mismo tren-, son algunos de los detalles que forman parte de la fineza del enlace de un texto a otro.
Las historias son más bien realistas, contadas en un tono expresivo, que te lleva por diversas imágenes suavemente. Los personajes de Alejandra rara vez tiene salvación, muchos de vidas tristes, erráticos, resignados a un destino en el que no parecen tener demasiada incidencia más que para decidir un mal final.
El relato que más me gustó fue “el último incendio”, porque describe muy bien el laberinto mental del personaje, del que no te deja salir para saber con “objetividad” y tener la certeza de si la percepción del desquiciado protagonista es real o sólo parte de su locura. Y también La Epidemia de Traiguén, como La Faena me gustaron por la fuerza de la historia, bien contada. Sin embargo, hubo un par de relatos que me parecieron demás, que no me aportaron al libro como Cuadrar las cosas, que se sale del tono realista o más bien cotidiano, oEl tono de un noble.
Por la publicidad de libro, me imaginaba algo distinto, ya que la han vendido como una narradora que está haciendo algo muy novedoso, o hasta vanguardista. A mí me pareció algo bueno, lo emparenté con el tono de Raymon Carver, y eso de alguna manera es hablar también de mis propias influencias.
Alejandra Costamagna escribe bien y sabe alimentar sus relatos de la realidad necesaria para que me importe leerlos. Bien por ella.

Pd: He leído algunas críticas algo negativas sobre su libro y no estoy de acuerdo.