lunes, octubre 30, 2006

Boris Quercia: “Soy el rey de los huevones, me vine a celebrar el día del cine donde no hay cine”


El día del cine se celebró en Copiapó, aunque para mi gusto debiera ser más bien un día de reflexión, de esas conmemoraciones que se hacen para recordar a alguien que se ha muerto. Hace un poco más de un año nos quedamos sin cine, el viejo Alhambra, hoy un espacio cerrado que da pena ver.
Boris Quercia proyectó su película “El Rey de los Huevones”, actividad auspiciada por el Consejo Regional de Cultura en la Sala de Cámara. Y Aunque me quedé con las ganas de ver el filme, porque cerraron la puerta antes que yo pudiera entrar debido al exceso de público, sí fui a lo que venía después, un momento de esparcimiento en un pub, con el cineasta y audiovisualistas de la zona.
Ahí me enteré que Boris Quercia había comenzado su intervención en la ceremonia diciendo que realmente era el rey de los huevones porque se había venido a celebrar el día del cine a una ciudad donde no había cine

viernes, octubre 20, 2006

Saya en el desierto



Fue una tarde de sábado, de trabajo en Paipote, cuando miré el desierto de fondo y este grupo de niños que cultivan los bailes andinos y en particular la saya, y me detuve a fotogafiarlos, cautivada por el paisaje, sus trajes y sus expresiones.

martes, octubre 17, 2006

Borges revela algunas claves de su estilo:


“El tiempo me ha enseñado algunas astucias: eludir los sinónimos, que tienen la desventaja de sugerir diferencias imaginarias; eludir hispanismos, argentinismos, arcaísmos y neologismos; preferir las palabras habituales a las palabras asombrosas, intercalar en un relato rasgos circunstanciales, exigidos ahora por el lector, simular pequeñas incertidumbres, ya que si la realidad es precisa la memoria no lo es; narrar los hechos (esto lo aprendí de Kipling y en las sagas de Islandia) como si no los entendiera del todo”

De “Borges en Revista Multicolor” (obras, reseñas y traducciones inéditas en Diario Crítica: Revista Multicolor de los sábados, l933-l934)

martes, octubre 03, 2006

Hija de Lilith

“Palabra de Mujer”, fue una publicación, diría más bien que una revista literaria femenina. Impresa en serigrafía sobre papel craft, llamaba la atención a primera vista y más aún al leerla. La leí por primera vez el año 1988 ó 1989, en Copiapó, gracias a ese cronopio llamado Gabriel Indey –tiempos en los que aún escribía- que me prestó un ejemplar, siempre en su afán generoso de expandir los gustos por algunas de sus preferencias de la movida cultural especialmente santiaguina, fuera de circuito de distribución en esta ciudad.
A estas alturas no recuerdo exactamente a quienes leí en esas páginas, ya que descubrí por el mismo tiempo a Heddy Navarro, Diamela Eltit, Teresa Calderón, entre otras. Pero en mi memoria quedó grabada una de las páginas de esa revista, la que hablaba de las hijas de Lilith.
Lilith, de acuerdo a libros apócrifos de la Biblia – que en código feminista podríamos decir que fueron ocultados por el poder patriarcal- sería la primera mujer, creada por Dios junto a Adán, en igualdad de condiciones respecto al macho. Lilith se aburría con Adán, no aceptó sus formas y su afán de superioridad y habría escapando del Jardín del Edén, incapaz de soportar el guión y buscando una mejor vida donde los faunos y otros seres mitológicos.
Adán se deprimió tanto con la soledad y con la frustrada relación con Lilith que Dios se apiadó de él y aprovechando su sueño, le sacó la costilla y le creó una mujer a su medida, Eva, dispuesta a seguir el juego de Adán y a respetarlo como su señor.
La irreverente Lilith ha sido rescatada por movimientos de mujeres. Si le creemos a Jung con los arquetipos, y ese conocimiento que las distintas culturas van protegiendo a través del tiempo con historias y mitos que nos hablan en ocasiones al oído, en otras al corazón e incluso a la razón, algo nos dice la historia de esta mujer.
A mi parecer, en primer lugar reivindica la igualdad de la mujer frente al hombre, su libertad para elegir lo que realmente desea y no lo que Adán o incluso Dios esperaría de ella, y su existencia además probaría que el género femenino no cargaría en exclusiva con la responsabilidad del pecado original y la expulsión del paraíso. Sería Eva entonces, una mujer, no LA mujer.
Así, hay mujeres que se sienten más cercanas a la Eva, mientras otras tantas a la irreverente Lilith. Cuando leí Palabra de Mujer me reconocí inmediatamente como una hija de Lilith, y me sentí bien. Más en paz también con Dios, con los mitos bíblicos y sintiéndome menos sola.
Pregunta para las mujeres ¿Y tú a quién te sientes más cercana?