miércoles, noviembre 02, 2005

Una tumba donde dejar una flor


En el norte, una de las preocupaciones de quienes deben dejar los pueblos que mueren junto a yacimientos que se agotan o a actividad minera que deja de ser rentable, es qué hacen con sus muertos. Los potrerillanos, que dejaron el cementerio, peregrinaron hacia el viejo cementerio.
Pienso en mi madre, que cada año desde que vive en Copiapó busca una tumba abandonada, de una niña, para dejarle flores en nombre de su hija que murió a los cuatro años y que yace en Melipilla, en el mausoleo familiar. El desarraigo muchas veces tiene que ver con no tener una tumba donde dejar una flor en el día que todos lo hacen.

No hay comentarios.: