“Palabra de Mujer”, fue una publicación, diría más bien que una revista literaria femenina. Impresa en serigrafía sobre papel craft, llamaba la atención a primera vista y más aún al leerla. La leí por primera vez el año 1988 ó 1989, en Copiapó, gracias a ese cronopio llamado Gabriel Indey –tiempos en los que aún escribía- que me prestó un ejemplar, siempre en su afán generoso de expandir los gustos por algunas de sus preferencias de la movida cultural especialmente santiaguina, fuera de circuito de distribución en esta ciudad.
A estas alturas no recuerdo exactamente a quienes leí en esas páginas, ya que descubrí por el mismo tiempo a Heddy Navarro, Diamela Eltit, Teresa Calderón, entre otras. Pero en mi memoria quedó grabada una de las páginas de esa revista, la que hablaba de las hijas de Lilith.
Lilith, de acuerdo a libros apócrifos de la Biblia – que en código feminista podríamos decir que fueron ocultados por el poder patriarcal- sería la primera mujer, creada por Dios junto a Adán, en igualdad de condiciones respecto al macho. Lilith se aburría con Adán, no aceptó sus formas y su afán de superioridad y habría escapando del Jardín del Edén, incapaz de soportar el guión y buscando una mejor vida donde los faunos y otros seres mitológicos.
Adán se deprimió tanto con la soledad y con la frustrada relación con Lilith que Dios se apiadó de él y aprovechando su sueño, le sacó la costilla y le creó una mujer a su medida, Eva, dispuesta a seguir el juego de Adán y a respetarlo como su señor.
La irreverente Lilith ha sido rescatada por movimientos de mujeres. Si le creemos a Jung con los arquetipos, y ese conocimiento que las distintas culturas van protegiendo a través del tiempo con historias y mitos que nos hablan en ocasiones al oído, en otras al corazón e incluso a la razón, algo nos dice la historia de esta mujer.
A mi parecer, en primer lugar reivindica la igualdad de la mujer frente al hombre, su libertad para elegir lo que realmente desea y no lo que Adán o incluso Dios esperaría de ella, y su existencia además probaría que el género femenino no cargaría en exclusiva con la responsabilidad del pecado original y la expulsión del paraíso. Sería Eva entonces, una mujer, no LA mujer.
Así, hay mujeres que se sienten más cercanas a la Eva, mientras otras tantas a la irreverente Lilith. Cuando leí Palabra de Mujer me reconocí inmediatamente como una hija de Lilith, y me sentí bien. Más en paz también con Dios, con los mitos bíblicos y sintiéndome menos sola.
A estas alturas no recuerdo exactamente a quienes leí en esas páginas, ya que descubrí por el mismo tiempo a Heddy Navarro, Diamela Eltit, Teresa Calderón, entre otras. Pero en mi memoria quedó grabada una de las páginas de esa revista, la que hablaba de las hijas de Lilith.
Lilith, de acuerdo a libros apócrifos de la Biblia – que en código feminista podríamos decir que fueron ocultados por el poder patriarcal- sería la primera mujer, creada por Dios junto a Adán, en igualdad de condiciones respecto al macho. Lilith se aburría con Adán, no aceptó sus formas y su afán de superioridad y habría escapando del Jardín del Edén, incapaz de soportar el guión y buscando una mejor vida donde los faunos y otros seres mitológicos.
Adán se deprimió tanto con la soledad y con la frustrada relación con Lilith que Dios se apiadó de él y aprovechando su sueño, le sacó la costilla y le creó una mujer a su medida, Eva, dispuesta a seguir el juego de Adán y a respetarlo como su señor.
La irreverente Lilith ha sido rescatada por movimientos de mujeres. Si le creemos a Jung con los arquetipos, y ese conocimiento que las distintas culturas van protegiendo a través del tiempo con historias y mitos que nos hablan en ocasiones al oído, en otras al corazón e incluso a la razón, algo nos dice la historia de esta mujer.
A mi parecer, en primer lugar reivindica la igualdad de la mujer frente al hombre, su libertad para elegir lo que realmente desea y no lo que Adán o incluso Dios esperaría de ella, y su existencia además probaría que el género femenino no cargaría en exclusiva con la responsabilidad del pecado original y la expulsión del paraíso. Sería Eva entonces, una mujer, no LA mujer.
Así, hay mujeres que se sienten más cercanas a la Eva, mientras otras tantas a la irreverente Lilith. Cuando leí Palabra de Mujer me reconocí inmediatamente como una hija de Lilith, y me sentí bien. Más en paz también con Dios, con los mitos bíblicos y sintiéndome menos sola.
Pregunta para las mujeres ¿Y tú a quién te sientes más cercana?
5 comentarios:
Buena pregunta, la Eva nunca me ha dicho nada. La imagen que se difunde de ella no aporta nada al género femenino y Lilith, la irreverente, no sabía que existía...no me extraña que se haya ido, pq tengo la idea de que Adán era un pelmazo. La verdad es que no tengo la experiencia de ninguna de las dos. Cariños
En mi condición de macho, no me cae la pregunta; sin embargo, he aprendido sobre un personaje del Génesis que desconocía. Gracias. Muy interesante.
Abrazo,
AAB
Obviamente me siento más cercana a Lilith sin duda alguna
cariños
Me ha encantado encontrar este post. Ojalá hubiese más hijas de Lilith x el mundo!!! Un saludo, te seguiré leyendo!!!!!!!
Puchas... iba a responder, pero cuando escribiste "mujeres" me sentí excluído...
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