Hacía días que trataba de convencer a Cristian y a Mirtha que dejaran el viernes el taller -donde están creando juntos un par de obras-, y fuéramos a ver a Eduardo Gatti. Mi poder de convencimiento francamente había sido cero, pero el mismo viernes, después de la despedida de Eduardo de su cargo como encargado de cultura y cuando ya me había dado por vencida, salió la tímida propuesta de gastar los en total $18.000 pesos (a $6000 cada entrada), para entrar al Arte Pub a ver y escuchar al autor de Los Momentos.
Cerca de las once de la noche llegué, Cristian me esperaba. Como fuimos los últimos en comprar las entradas no nos quedó más que compartir la mesa con un tipo que había quedado solo después que su amigo se incomodó con el ambiente, así que procedió a acompañarse con toda la botella de vino. Hablaba mucho, la soledad le movía la lengua para vomitar historias tristes, que no nos logran atrapar en su sentimentalismo de borracho, en su monólogo sobre él, mientras las horas pasaban con un par de artistas teloneando hasta después de las doce y doce media o una o una y media, no sé, mientras el trago que habíamos pedido jamás llegaba y Gatti tampoco, hasta que por fin empezó, y entonces la música me emocionó y la gente cantaba los temas más populares y él se reía satisfecho de tener un público y de alguna manera sentirse vigente.
Encontré corta la actuación, pero su forma de contarnos varias de las historias de las canciones nos hizo sentirlo muy cerca. Los Momentos, por ejemplo, nació cuando estaba en un país nórdico, luego que se embarcara y se desembarca pensando que el poncho que llevaba le bastaría para el frío con el magro resultado de una neumonía. En la convalecencia, cuando descubría que deseaba volver a Chile, nació Los Momentos, como otro viaje que lo inspiró en su retorno. Pasaron varios meses para que entrara a Los Blops y luego ellos grabaran el tema que entonces terminaba abruptamente.
Mientras contaba todo esto, me preguntaba que sentiría Gatti, sabiéndose parte de la historia nacional de la música, que ya su obra trascendió estando él vivo. Minutos más tarde, en la barra, tuve la posibilidad de preguntárselo. Respondió que le ha permitido vivir de la música, que añoraba la tele de antaño, más respetuosa de la música y los artistas, y que cuando la escribió jamás pensó que se transformaría en un clásico. Hablamos de otras tantas canciones, mientras rechazó varias invitaciones hasta que se fue a posar para una foto con el personal del pub y luego a su hotel.
Seguimos en la barra un buen rato, conversando con un fotógrafo que resultó ser un vecino, yo pensando en la música de este cantautor, en como logró emocionar a tanta gente con su guitarra, su voz y especialmente sus letras. Buscando una foto para ilustrar esta tardía nota sobre la actuación de Gatti, encontré su web institucional, bastante más suelto que los tradicionales.
8 comentarios:
bonito relato, me recordo mi época liceana y Gatti siendo contratado por el glorioso 4°F para actuar en Talca, tuvimos entonces un buena charla con él
saludos y te leo
Lei tu comentario donde JNC y la verdad es que no pienso que el que te copien y pirateen tus textos sea un halago...creo que es ser patudo nada mas!
Muy interesante.
Saludos.
qué buena onda, salu2 a ti y a cristian
"Un día la Francisca /
me regaló una estrella /
y me dijo: guárdala bien porque es tuya...
Imborrables "momentos" con Gatti en el Café del Cerro.
Abrazo,
AAB
A Gatti, nunca lo he visto en vivo y me encantaría. En realidad me frecuento a otro tipo de músicos (auqneu eso era más bien antes, ahora ya no voy a tantas tocatas), pero Gatti es una excepción en mis gustos. Espero pronto tener la ocasión de verlo. Y lo que tú cuentas me dio más ganas.
Saludos, siempre tan interesante y entretenido tu blog.
No exise cantautor mas fome que GATTI
imposible ir a verrlo sin perarse una reponedora siesta
Hola jessica un gusto visitar tu blog,
el mio es http://mangelart.artelista.com
http://mangelpaint.blogspot.com
gracias estamos en contacto...
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