Este es un post muy movido. Lo estoy escribiendo muy rápido, irá sin imagen por lo mismo. Espero terminarlo antes que venga un nuevo temblor fuerte, como si viviéramos las réplicas de un terremoto que aún no ha sido y ese fantasma o la huella de esa posible presencia es la que tiene a todo el mundo con los pelos de punta.
Yo he tenido que venir a un ciber, al más cercano que encontré, dejando muy a mi pesar a mi familia por unos minutos, para hacer la declaración de renta que para variar dejé para el último día. Y entre temblor y temblor la hice, hubo dos, mientras los restantes internautas salían y la página de sii se mantenía indiferente a lo que pasara por un territorio tan real como éste. Con tanta gente asustada.
Ahora me iré a la casa, pero puedo contarles que mis vecinos, al menos, tratan de hacer varias normalmente. Claro, hay que contarles que han habido como doce temblores ya -según mi precaria cuenta- desde las 6:30 de la mañana. Escribo a las 19:15. Ya nadie va a comprar al negocio más cercano solo, a los niños se les suspendieron los habituales permisos para salir a jugar a casa de uno y otro, ya que como hasta las cinco y media de la tarde nadie quería tomar demasiado en serio todo esto de los temblores.
La Oremi ya declaró la alerta, y están trabajando en la intendencia, que no me tinca que sea un edificio muy seguro. Dicen que los terremotos son imposibles de predecir, pero al menos si viene algo grande, por estos lados ya todos estaban sicológicamente preparados. Sin mucho más que contar y apurándome para no aumentar la ansiedad en mi familia, los dejo.