Mi relación con ese aparto llamado televisor siempre ha sido un tanto inconstante. Puedo pasar meses sin ver más que las noticias, prender el televisor de fondo en las mañanas con el instrumental objeto de ver la hora y, claro escuchar un poco más de noticias, pero siempre he dejado algún tiempo para ver películas, aunque la mayoría no proviene de la televisión abierta.
Pero no sé qué me ha pasado en los últimos meses, que he agarrado el hábito de pegarme al televisor. Consecuencias: me duermo más tarde, leo menos, pero me acuesto más temprano. Lo más preocupante ha sido el descenso en mi ritmo de lectura. También escribo menos.
Anoche estaba viendo, por ejemplo, Hora 25. Un programa que me dedico a seguir, aunque a veces me deja con un sabor a poco. Anoche no, la entrevista a José Miguel Villouta estuvo genial, creo que ha sido una de las mejores que he visto en televisión sobre temática gay. Sobre todo cuando dijo que al salir del closet se produce un cierto odio hacia sí mismo, porque cuesta eso de aceptar que "te gusta verle el culo a un tipo". No quiero decir con esto que me haya detenido en esta forma de expresarse, que en esa parte fue francamente provocadora, si no más bien en el hecho de que habló relajada pero incisivamente sobre lo que es ser gay, sobre como se trata el tema en los medios y los espacios a los que reducen a los homosexuales.
Claro, eran cerca o más de la doce de la noche, pero bien porque cada vez más en este país las pantallas se abren -gracias al esfuerzo de varios, no es gratis- para hablar de aquellas cosas que por siglos se han callado.
Bueno, con Entre Medias me rio bastante, aunque de vez en cuando me hace pensar. Un buen guión, que a ratos sólo se acerca demasiado a Los Treinta, cuando las sacan de la realidad en esa especie de sillón de siquiatra. Y así, mucha tele, más de la que quizás me gustaría, pero aún no he dejado de estar de acuerdo con Fuguet en eso de que más vale una mala película que un buen estelar.
En fin.
pd: O los temblores se han calmado por estos lados o ya nos acostumbramos. Terremoto no ha habido, sólo algunas predicciones de sismólogos que han provocado o acentuado el temor. Pero ya todo está más tranquilo.